Libertad interior

¿Qué ley humana os atará si rompéis vuestro yugo lejos de la puerta donde los hombres han construido sus prisiones? Kahlil Gibran.

Quien desea poco, depende de poco. Rousseau.

A lo largo de la vida contraemos –libremente– ciertos compromisos y tomamos algunas decisiones, y esos compromisos nos colocan en una situación de deber, de obligación para con quienes los hemos contraído. Schwarz y Schweppe.

Debemos alcanzar la disposición interior de querer lo que las circunstancias nos exigen. Séneca.

¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Viktor Frankl.

Estamos solos, sin excusas... El hombre está condenado a ser libre... El hombre es responsable de su pasión..., sin ningún apoyo ni socorro, está condenado a cada instante a inventar al hombre... Usted es libre, elija, es decir invente... Lo que no es posible es no elegir. Sartre.

Jamás he creído que la libertad del hombre consistiera en hacer lo que quiere, sino más bien en no hacer nunca lo que no quiere. Rousseau.

Seréis libres cuando la necesidad y la angustia rodeen vuestra vida y, sin embargo, seais capaces de elevaros sobre ellas desnudos y sin ataduras. Kahlil Gibran.

Sofocamos nuestras dudas y seguimos la corriente porque no somos capaces de concebirnos como pioneros de verdades difíciles e ignotas hasta la fecha. Alain de Botton.

Si el hombre fuera prudente atribuiría a cada cosa su valor verdadero según fuera más o menos útil y propia para su vida. Montaigne.

Su sabiduría vital consiste en reducir las necesidades, para ampliar la libertad, y contentarse así con lo menos posible. Schopenhauer.

El hielo se halla cerca, la soledad es imponente, pero ¡qué sereno se encuentra todo cerca de la luz!, ¡qué libremente se respira!; ¡cuántas cosas sentimos que están por debajo de nosotros! Nietzsche.

Soledad era independencia, yo me la había deseado y la había conseguido al cabo de largos años. Era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en que se mueven las estrellas. Hermann Hesse.

Reducido a mí mismo, he recobrado por fin mi sitio... Permanezco en equilibrio porque, al no atarme ya a nada, sólo me apoyo en mí. Rousseau.

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